Publicada en el Diario Clarín el 9 de agosto de 2021
 

La usurpación británica de Malvinas en 1833 fue parte de un proceso de expansión colonial que en esta etapa intentó controlar los pasos interoceánicos.
La disposición transitoria 1ra de la Constitución Nacional expresa: “La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondiente, por ser parte integrante del territorio nacional”? Fue votada por unanimidad y aclamación en la Asamblea Constituyente de 1994. ¿Por qué?

Los fundamentos de la soberanía argentina ya fueron impecablemente mencionados en el Decreto del 10 de junio de 1829 que creó la Comandancia Político y Militar de las Islas Malvinas. El Decreto establecía que España tenía la posesión material y ejercía su soberanía plena sobre las Islas Malvinas al momento del inicio del proceso emancipador el 25 de mayo de 1810, que la posesión española sobre las islas se basaba en el derecho de primer ocupante, el consentimiento de las principales potencias marítimas europeas y la proximidad de las islas al continente. Finalmente, recordaba que la República heredó todos los derechos sobre los territorios de la antigua metrópoli y continuó ejerciendo actos de dominio sobre ellos. A partir del 25 de mayo, el gobierno patrio ejecutó actos demostrativos de la soberanía relacionados con Malvinas. A solo cinco días de la Revolución de Mayo, la Primera Junta ordenó el pago de los sueldos debidos al ex comandante de Malvinas, Gerardo Bordas. La carta del General San Martín de agosto de 1816 desde Mendoza, solicitando se le envíen los detenidos en Malvinas para sumarlos al Ejército de los Andes, es un ejemplo de la certeza de nuestros próceres respecto de la soberanía. Un hecho fundamental es la toma formal de posesión e izamiento de la bandera nacional en Malvinas el 6 de noviembre de 1820, lo que significó el ejercicio de la soberanía existente desde 1810 por medio de la posesión efectiva. La creación de la Comandancia en 1829 y la designación de Luis Vernet a su cargo, fueron acciones llevadas adelante en la misma dirección.

La usurpación británica de Malvinas en 1833 fue parte de un proceso de expansión colonial que en esta etapa intentó controlar los pasos interoceánicos. Todas significaron muertes, esclavitud y expoliación económica.

Argentina protestó inmediatamente frente al acto de fuerza británico y jamás renunció a su soberanía. Si la controversia existe hasta el día de hoy, es por la negativa británica a resolverlo. Los argumentos utilizados en 1833 son los mismos que nuestro país viene esgrimiendo en estos 188 años de usurpación. No fue patrimonio de un sector político. Roca, Alvear, Palacios, Perón, Illia, Alfonsín, Kirchner fueron algunos de los líderes políticos que, desde distintas fuerzas partidarias, llevaron adelante con firmeza este reclamo. El consenso mundial respecto a la necesidad de poner fin al colonialismo en Malvinas se expresó en las Naciones Unidas cuando se aprobó la Resolución 2065 (XX) sin ningún voto en contra, ni siquiera el del Reino Unido.

Otro tema que es necesario aclarar es el de la libre determinación. A diferencia de lo ocurrido en otros casos de descolonización, en la Cuestión Malvinas se trata del quebrantamiento de la integridad territorial de un joven Estado independiente por la máxima potencia colonial de la época. No existe en las Islas un pueblo colonizado, sojuzgado o dominado, por ello la Asamblea General estableció que la forma de poner fin a la situación colonial es la negociación entre Argentina y Reino Unido para resolver la disputa de soberanía. Por supuesto, como bien indica la Resolución 2065, esta negociación tiene que tener en cuenta los intereses de los habitantes de las Islas y, como impone nuestra Constitución, respetar su modo de vida.

El conflicto bélico de 1982 y su resultado tampoco alteró la cuestión de soberanía, como lo reconoció la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 37/9, adoptada a pocos meses del fin del conflicto bélico.

La disputa con el Reino Unido en el Atlántico Sur no se limita al territorio del archipiélago de Malvinas. Si tomamos en cuenta Georgias del Sur, Sandwich del Sur, los espacios marítimos correspondientes, se trata de más de 2.000.000 de kilómetros cuadrados de una de las regiones más ricas del planeta. Las verdaderas razones por las cuales Reino Unido usurpó en 1833 las Malvinas y hoy mantiene su dominio colonial no están vinculadas a quienes hoy viven en ellas. Su presencia obedece a otras razones entre las cuáles se encuentran la Antártida y el control del pasaje bioceánico. Por ello la permanencia de una enorme base militar británica.

Malvinas es una causa que une al conjunto del pueblo argentino. La creación reciente del Consejo Asesor en el que participan parlamentarios del oficialismo y de la oposición junto a académicos, juristas, la provincia de Tierra del fuego y excombatientes marca el rumbo para la puesta en práctica de una política de Estado. Conocer los sustentos históricos, jurídicos y políticos de nuestro legítimo reclamo sobre las Malvinas, saber cuáles son los verdaderos intereses en juego en el Atlántico Sur y respetar el sentimiento de nuestro pueblo respecto de ese territorio y de quienes valerosamente lucharon para que allí vuelva a flamear nuestra bandera, son condiciones necesarias para sostener cualquier debate serio sobre una causa tan justa como cercana al corazón de los/las argentinos/as.